Las vibras artísticas de Marioly se sienten incluso por teléfono. La entrevista fue un viaje fascinante a su historia personal pero también a la historia musical del país.

Mientras hablamos junto al piano y eligiendo como objeto a unos ratoncitos músicos, Marioly nos compartió con generosidad sus experiencias y recuerdos de una vida dedicada a la música. Desde sus comienzos, inspirada por su madre y apoyada por sus hermanos mayores, su carrera como pianista, las dificultades asociadas a ella y su pequeña variación de camino hacia la docencia musical. 

Sus relatos sobre las influencias musicales que la inspiraron, como su profesora Inés Gebhard, fundadora del Conservatorio de la Universidad Austral, así como  las dificultades que enfrentó y los momentos que vivió, nos ofrecen una lectura cercana de las transformaciones, sobre todo para las mujeres, de la escena musical chilena a lo largo de las décadas. También nos dejan la convicción de que no basta con incentivar el ingreso de mujeres al conservatorio mientras no haya una repartición equitativa y una responsabilidad social en las tareas de cuidado. 

Conserva esos ratoncitos músicos arriba del piano porque eran de su mamá y representan al piano, su compañía de toda la vida. Los cuida tanto porque enredan su vida musical en una partitura más grande, la de su familia. Incluso, y con esto nos reímos, ha caído en mentiras piadosas para protegerlos como decirle a su bisnieta que los ratoncitos están pegados al piano. Y en parte es así.

Señoras y Artefactos